En el torbellino del tiempo se suceden las palabras,
esas pequeñas calcificaciones de pensamiento que,
como la arena en un desierto,
expanden o contraen -según sea el caso-,
la topografía de lo que somos.

Palabras sin techo ni concierto,
con rima,
o atonales...

Palabras de letras huérfanas.

Y letras que gustan de caligrafías sensuales,
obscenas,
primitivas...

¡Al caer por el embudo!

De un lado al otro del mar de arena,
desde una bañera,
como copo de nieve,
o mancha de tierra.

Como gotas de sudor,
rojo transparente.

Ganamos la libertad de soñar.

Y en el sueño permanecemos.

Nuestro único consuelo:
Voltear el reloj, aquí, ahora, siempre.

Y que siga girando mañana,
entre el recuerdo del olvido,
de un somos...

Con aquella misma esperanza.



Comentarios

  1. He modificado algo el texto y su forma.
    espero que te guste.

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